Seguro que muchos de vosotros/as al igual que yo, habéis tenido que trabajar con alumnos/as que presentan problemas de conducta.

Llevo trabajando en Centros de  Educación Especial desde el año 2007 y en todas mis tutorías he tenido mínimo un alumno/a que ha presentado problemas de conducta. Cada uno de ellos es un mundo y no con todos/as podemos intervenir del mismo modo.

Recuerdo perfectamente mi primera alumna: su diagnóstico era TEA asociado a problemas graves de conducta. Fue mi primer caso y mi primer año de trabajo. Era la única clase con ratio 4 por los graves problemas que presentaba. Las medidas que se llevaban a cabo con ella eran muy estrictas y estaban todas las situaciones analizadas y controladas. Se realizaba un seguimiento diario de conducta y se mantenía contacto diario con la familia.

Me informaron de todas las intervenciones que se realizaban con ella y cómo tenía que actuar en caso de agresiones hacia sí misma y los demás. Imaginarios mi cara ¡ nunca había trabajado en un Centro de Educación Especial! 

Estudié de manera detenida su informe y desarrollé un plan de actuación con toda la información que tenía. El primer día que la vi, no lo voy a olvidar jamás. Una alumna preciosa con unos enorme ojos verdes que miraban hacia el infinito y no conectaban conmigo.

Dadas las medidas que teníamos que tener y el miedo interior que yo tenía , no me atrevía a estar cerca de ella, ya que era muy rápida para agredir  cuando te acercabas.

Poco a poco fui perdiendo el miedo, comencé a confiar en mí y en ella. Modifiqué cada pauta de actuación que tenía prevista, me adapté a ella y buscaba el motivo de tal nivel de agresividad. Poco a poco  fuimos estableciendo una relación de cariño. Llegué a implicarme tanto, que sufría con cada golpe que se daba y me iba llorando a casa, totalmente hundida. 

Pasaban los meses y cada vez era mayor mi conexión con ella, ya si me miraba y conectábamos emocionalmente. De tanto observarla podía anticiparme a sus problemas de conducta. Establecí un protocolo de medidas preventivas con ella y sabía perfectamente que contextos y/o situaciones provocaban su malestar pudiéndome anticipar a posibles situaciones muy complicadas.

Con la familia cambié mi modo de relacionarme. No les llamaba para decirles cosas negativas, opté por todo lo contrario. La familia cambió totalmente la forma de relacionarse con ella y conmigo. Estaban receptivos y ese era el punto de partida para trabajar de manera coordinada en diferentes contextos con la alumna.

Sin saberlo estaba trabajando el Apoyo Conductual Positivo. En ese momento no era consciente pero poco a poco fui perfeccionado mi intervención, hasta ahora. Para mi es fundamental trabaja bajo este enfoque, ya que he experimentado como realmente funciona.

En esta sección podréis encontrar material relacionado con el Apoyo Conductual Positivo. El objetivo del ACP no sólo consiste  en poder reducir la frecuencia e intensidad de la conducta problemática sino también en un cambio y mejora de estilo de vida del niño/a.